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En otro post os he hablado del antilíder. El jefe. Esa persona que está al mando, pero no por eso tiene por qué liderar nada.

Es verdad que lo llevé a la hipérbole y a la exageración satírica, aunque partiendo de una brizna de verdad. Una verdad que yo mismo he vivido en mis propias carnes.

Por eso aprovecho el ejemplo de la peli “El buen patrón”. Porque, pese a llevar también la historia a los terrenos de la hipérbole, hay mucha verdad en ella. Mucha, mucha.

Reconozco mi pasión por los supervillanos. Son la sal del cocido, lo que hace que el héroe se muestre y surja de su aparente normalidad. ¿Quién sería Superman sin Lex Luthor o Spiderman sin el Duende Verde?

Ya, pero eso es en las pelis.

En la vida real un supervillano puede arruinar a las personas. Y las personas SON las empresas.

Los malotes molan, pero solo en las pelis…

Así que, si el otro día hablábamos del antilíder, hoy hablamos del héroe, de aquel que saca lo mejor de los demás, y lo haremos desde la metodología KAIZEN, que es lo que dominamos en KAOS BUSTERS.

El líder KAIZEN

Sobre liderazgo hay tanto escrito, que dudo mucho que vaya a descubrir nada nuevo, pero siempre viene bien recordarlo. Según la metodología KAIZEN, un líder debe tener una serie de skills (así parece que sé más). Concretamente, 6 puntos clave:

  1. Honestidad: para mí, la más importante de todas. Las personas necesitan que se les trate con respeto, y eso empieza con la honestidad. La honestidad y la sinceridad son conceptos muy similares, pero la honestidad es algo más, es ser coherente, es hacer lo que se dice y decir lo que se hace. Y mantener el criterio, siempre. O, si hay que cambiarlo (la vida es caprichosa) explicarlo con respeto, claridad y argumentos.
  2. Saber delegar: un clásico. Todos sabemos delegar, hasta que toca hacerlo. Cuando hablamos de delegar no se trata de “mandar hacer algo”. Delegar es encomendar un trabajo a un miembro del equipo como si lo hicieras tú mismo. Es decir, delegar es CONFIAR en ellos. La confianza es biunívoca, nos la tenemos que ganar, pero también debemos darla. Nuestro equipo debe confiar en nosotros, pero también debe sentir que confiamos en él. La pregunta es: Si no se hubiera delegado en alguien, ¿se hubiera evitado el error? No lo sabemos, así que un líder actúa siempre como si el error lo hubiera cometido él.
  3. Equilibrio: Está claro que en ocasiones se producen situaciones desagradables y que hay
    personas que, sencillamente, no cumplen con su trabajo. Estas situaciones deben ser
    atajadas de forma inmediata y sin contemplaciones, ya que este tipo de personas
    ocasionan fricciones en el equipo. Se trata del tener un equilibrio entre el punto 1, la
    honestidad, y el 2, que es el saber delegar.
  4. Claridad: No todas las personas tienen las mismas aptitudes para transmitir la información. Pero es algo que se puede (y se debe) trabajar. Existen muchas técnicas para aprender a hacerlo. Lo verdaderamente importante es ser consciente de ello. Muchos de los problemas de los equipos de trabajo (si no la mayoría) radican en los flujos de información y comunicación. Y ante todo, no debemos perder NUNCA de vista un concepto fundamental que me enseñó Lupe Del Río en Escuela OTEC la verdad no es lo que cuentas, sino lo que entienden.
  5. Definir funciones: El líder KAIZEN debe dejar meridianamente claras las tareas de cada puesto. En muchas ocasiones las personas no saben realmente cuáles son sus funciones, o simplemente hacen algunas porque les “cayeron” en un momento dado y así ha sido siempre. Un equipo bien engrasado es aquel que conoce sus funciones perfectamente. Una buena solución para esto es la creación de una matriz de policompetencias, aunque la herramienta que sin duda ayuda al líder en esta tarea es la metodología KANBAN.
  6. Y por último, el líder debe ser GENEROSO. Pensar en términos de equipo implica que las medallas no son del líder. Las personas necesitan reconocimiento (sobre todo si de lo han ganado) así que colgarse medallas de otr@s solo trae problemas. La humildad y la generosidad son caballos ganadores.

Y todo esto, porque trabajamos con personas. Las personas bien lideradas, se sienten realizadas, tranquilas, felices incluso. TODOS queremos hacer bien nuestro trabajo.

Todas las empresas podrían ser increíblemente eficientes.

Solo es necesario tratar a las personas como lo que son